Ella

Tal y como existen papá Noel, el hombre de las nieves, pie grande y el ratoncito de los dientes, está Javiera. Le gustan mucho las fotografías y los colores, en especial el verde, quizás por lo mucho que le gusta la naturaleza. A veces amanece enojada, otras muy feliz, pero siempre tiene una sonrisa que entregar a lo largo del día.

Ella es un poco geek, le gustan mucho los computadores, la tecnología y se enoja cuando alguien escribe mal o confunde su MAC con un PC común y corriente. Siempre tiene un mail que revisar o algo que contar acerca de su trabajo o la fiesta del fin de semana.

A Javiera la hacen enojar con facilidad. Es un poco amurrada cuando las cosas no le gustan. Frunce el ceño, finge ser una niña pequeña y muy de vez en cuando, cuando no está fingiendo ser la más valiente de todas, se deja cobijar.

Ella cree en la felicidad, en las relaciones eternas, en las estrellas, en el agua y otras cosas ridículas.

Javiera -o Jota, como es conocida en los barrios de su ciudad - suele amanecer temprano y despertar a quién esté a paso. Si la vieras bien de cerca, te darías cuenta de las pecas mañaneras que llenan sus rostro cuando despierta al lado tuyo.

Ella, Javiera, es mi polola, la que día a día se empeña en sacarme una sonrisa, que llena de colores los días cuando son grises y que camina conmigo de la mano por la ciudad.

Ella es Javiera y llegó para quedarse, no se por cuanto tiempo más, ojalá que poco no sea.