Vivían encerrados en jaulas gigantescas, pero parecían dirigirse a ellas voluntariamente, llegaban puntuales algunos y otros apresurados muy en la mañana y salían cansados, lanzando su cuerpo sin ganas de moverse a los caminos, para caminar y caminar siguiendo los mismos rodeos de siempre.
Vivían, eso lo se, pero todavía no puedo entender como. Teniendo una vida encima de sus cabezas todos, cabeza gacha, inspiraban soledad, agobio, melancolía disfrazada en sonrisas que no bastan.
Me alegra ser así, tal como soy, ahora mas que nada."
Diario de una Paloma.
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