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Por la noche, un bar, una copa media llena, un cielo estrellado y buen tabaco. Hace bastante frío, mas del que quisiera que hiciera. Me veo obligado a abrigarme. Es abrigador el cuero, el gamulán y el allí, siempre allí.
Lo veo todas las noches, porque el camino no varía, en la misma esquina, con la misma ropa, si es que así se puede llamar y nunca me ha pedido nada. Un día intenté cruzar unas palabras con él, pero creo que no puede entenderme ni interpretarme.
Lo veo todas las noches, frente a la hoguera, si es que así se puede llamar a un tumulto de diarios encendidos con un par de maderas encima. El otro día creí que me había entendido, le ofrecí comida, algo para abrigar y un poco de dinero. Asintió con la cabeza y cuando estuve a punto de entregarlo, me golpeó la mano y se dio vuelta. Me asusté. Fui a casa, por el mismo camino.
Esta noche no lo ví, creí que era él, parece que se ha ido, o puede que se haya muerto, parecía no haber comido hace semanas. Tengo suerte de tener siempre algo para comer.
Hoy lo ví denuevo, se veía distinto pese a usar la misma "ropa" roñosa de siempre, pero tenía una expresión distinta en el rostro. Le volví a ofrecer ayuda... no la necesitaba, o eso me dijo.
Esta noche lo ví por última vez. Sé que es la última, porque porfín me lo dijo: "Necesitas ayuda?"
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