"Cuando las cosas pasan, pasan"
Mas de alguna vez me vi cara a cara contra el techo desmotivado por la angustiosa (que para otros tal vez no sea tan angustiosa) tarea de leer. Y empiezan las clásicas cuestiones ¿por qué debo hacerlo? ¿tiene sentido? .. sentido .. sen...
Aristóteles dijo alguna vez que toda acción tiene, inherente a ella, un fin claro. ¿Entonces nuestro gran fin es la sumatoria de todos estos pequeños fines?
Yo, de un momento a otro, me convencí que la vida simplemente no tiene un sentido como el que buscamos cotidianamente, ese sentido práctico y mecánico por el cual impulsar todo nuestro actuar. De un momento me convencí que hay cosas que, como seres finitos y limitados, no podemos entender ni mucho menos vivir cognitivamente: Se sienten o se sienten. Entrañas. Visceras.
El único sentido de la vida está en ti, en mi, en nosotros y en ellos. En todos esos pronombres que suenan vacíos en el día a día, donde un iPod pareciera tener mas peso que una persona. El único sentido (que mas que sentido, es la sensación real de plenitud) está en el encuentro, en el reconocer al otro como un legítimo yo, en el vivirnos como realidad, como saco de impulsos tan válidos los mios como los tuyos, y eso no se enseña en libros, no se vive en compendios filosóficos, no se aprende en clases, simplemente se siente, se vive y se añora.
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Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina, y baile sin orquesta y ramos de rosas con espina. Pero 2 no es igual que 1 + 1 y el Lunes al café del desayuno vuelve la guerra fría y al cielo de tu boca el purgatorio...
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